Archivo digital de la memoria colectiva de Cantabria
El segundo convenio, firmado en 2021 entre la Universidad de Cantabria y la Consejería de Universidades, Igualdad, Cultura y Deporte del Gobierno de Cantabria, establecía que la UC crearía una base de datos y repositorio documental públicos con la colección “Desmemoriados” generada en virtud del convenio anterior. En contrapartida, la Consejería colaboraría con una aportación económica que permitiera avanzar en los trabajos de creación de la misma.
El resultado es el portal Desmemoriados que recoge documentación de la segunda mitad del siglo XX en España y especialmente en Cantabria. La selección de la documentación la lleva a cabo la asociación Desmemoriados y se centra especialmente, aunque no solo, en la conservación de archivos de documentos de todo tipo conservados por particulares, motivo por el cual la tipología documental es muy variada, así como también los contenidos. El conjunto, heterogéneo, es de interés para recuperar y describir una época muy concreta de nuestro pasado reciente. En el presente, se sigue alimentando el repositorio a través del trabajo de voluntarios de la asociación y del soporte técnico de la Biblioteca universitaria.
Las colecciones disponibles hasta el momento son: economía, cultura, política, urbanismo, feminismo, ecologismo y movimiento vecinal, historias de vida, movimiento obrero y otros activismos
La UC y la Asociación ‘Desmemoriados’ acuerdan la conservación y difusión de documentos relevantes para el conocimiento y estudio de la historia reciente de la región
26 JUNIO 2018
Para la creación de esta plataforma de acceso online, en la que se digitaliza y compila documentos, imágenes y cualquier tipo de contenido que suponga un aporte a la construcción de la Memoria Colectiva de Cantabria, se ha firmado un convenio de colaboración con la biblioteca de la Universidad de Cantabria, para que de soporte técnico y sea la depositaria de este fondo.
La memoria colectiva de Cantabria
Si tenemos en cuenta que la historia no es el pasado sino una reconstrucción de ese pasado desde los materiales de los que se disponen para la investigación y desde la perspectiva del historiador, la pretensión fundamental de este proyecto es contribuir a poner a disposición de la sociedad y de los investigadores aquellos materiales y documentos que el paso del tiempo difumina y de los que apenas queda constancia alguna en los archivos. Para poder construir una historia inclusiva y democrática caracterizada tal como lo hacía Vicente Fernández Benítez, “de todos y con todos dentro”, es preciso aportar los testimonios de los que no suelen dejar huella. Nos referimos a la memoria colectiva, a la que Pierre Nora se refería como “lo que nos queda del pasado en lo vivido por los grupos”.
¿Por qué recordar?
Porque, entre otras cosas, solo desde el conocimiento es posible construir. Solo desde la comprensión del pasado, con todos los aciertos, los errores, las desgracias, las ilusiones (cumplidas o perdidas con el paso del tiempo), con toda la riqueza que implica la vida, es posible entender el presente que nos rodea y aspirar a un futuro mejor. Solo cuando comprendemos lo que nos pasó es posible elegir entre el olvido y el recuerdo; porque no es bueno desconocer el pasado, pero tampoco lo es vivir encadenados al mismo. El olvido no es lo contrario de la memoria. El olvido es lo que podemos emprender una vez que conocemos nuestro pasado y estamos en condiciones de decidir la actitud que nos conviene adoptar ante él. La memoria nos acerca al recuerdo, primero individual, luego paulatinamente colectivo en la medida en que se extiende una memoria comunitaria sobre acontecimientos y sucesos que marcan las vidas personales y las grupales. La historia pretende dotar al relato de bases científicas, explicar lo que pasó y darle un sentido. No es imparcial, nada humano lo es completamente, pero sí debe ser fundamentada y rigurosa.