Son pocas las fotografías de guerrilleros antifranquistas que han llegado hasta nosotros y menos aún las que fueron realizadas en la clandestinidad. La mayor parte provienen de sus familias, que como un tesoro las han guardado en sus álbumes de fotos. Normalmente fueron tomadas o bien antes de la guerra, o bien después de haber abandonado el monte hacia el exilio, el destierro o la cárcel. Otra parte pertenecen a los archivos del estado, y de entre ellas las más truculentas son aquellas que se hicieron a los guerrilleros tras ser abatidos.
Las investigaciones que se han sucedido desde los años 80 han mostrado interés en poner cara a los guerrilleros. Sin embargo, las instantáneas captadas mientras estaban en el monte son raras y por varias razones: disponer de una cámara fotográfica no estaba al alcance de cualquier persona, eran escasas y caras; hacer las fotos, revelarlas y poseerlas era un riesgo para la persona que se atreviera. En caso de ser descubierta podía ser interrogada con dureza por la Guardia Civil por su relación con la guerrilla y terminar en la cárcel. Además, en caso de que llegaran a las autoridades facilitaría la identificación de los guerrilleros en un momento en que ni siquiera se utilizaba la fotografía en los documentos de identidad. Por ello, es fácil de entender que exista una cierta veneración de los mitómanos por estas imágenes y que se repitan una y otra vez en las publicaciones.
Una de estas fotografías es la que encabeza este artículo en la que aparecen tres guerrilleros posando sobre una pared de roca caliza en las estribaciones de los Picos de Europa.

Guerrilleros de la Brigada Machado
La primera vez que se publicó fue en 1988 en el libro de Pedro Álvarez: “Juanín. El último emboscado de la postguerra española”. En el pie de foto solo se identificaba a Juan Fernández Ayala. A finales de los 90, a través del testimonio de Pedro Roiz, conocimos que su hermano Ceferino Roiz, “Machado”, era un hombre corpulento que al sudar se le empañaban las gafas lo que le dificultaba la marcha por las peñas. Pedro conservaba en su poder una copia, en la que identificaba a su hermano como el primero por la izquierda de la parte superior de la imagen. Además, le constaba que había sido hecha en las estribaciones del pico La Ventosa y creía que el tercer guerrillero, situado en la parte inferior, podría ser Ramón Manjón.
En ese momento teníamos identificados a los personajes de la instantánea, pero ¿qué sabemos de su biografía que justificase que aparecieran en ella?
Ceferino Roiz Sánchez “Machado”, militante del PCE que al estallar el golpe de estado se alistó como voluntario en el ejército de la República, estuvo combatiendo hasta la caída de Gijón y después se refugió en Liébana con otros paisanos. En 1944, por medio del Comité Provincial del PCE participó en la constitución de la Agrupación Guerrillera de Santander. El 22 de abril de 1945 fue abatido al ser cercado su grupo por la Guardia Civil en las cabañas de Pandébano, mientras celebraban la caída de Berlín. Tras su muerte, su alías, “Machado”, se consolidó como nombre “oficial” del grupo lebaniego.
Juan Fernández Ayala “Juanín” también fue voluntario del ejército republicano. Cayó preso del ejército sublevado y estuvo encarcelado en la Tabacalera de Santander. Al salir de prisión trabajó en la Dirección General de Regiones Devastadas y Reparaciones de Potes como asalariado, gracias a la mediación de su hermano. Periódicamente se tenía que presentar ante la Guardia Civil. Por las palizas que recibía se echó al monte el 21 de julio de 1943.
Ramón Manjón era oriundo de Babilafuente (Salamanca), donde fue detenido tras el golpe de estado de 18 de julio de 1936 y juzgado y condenado a pena de muerte. En 1942 fue trasladado a la Prisión Provincial de Santander y desde allí enviado al Campo Penitenciario de Potes, donde bajo la disciplina del PCE estaban organizadas las JSU (Juventudes Socialistas Unificadas). El 28 de agosto de 1943 se fugó junto con Lorenzo Sierra para incorporarse al grupo de “Machado”. Según el testimonio del guerrillero Marcos Campillo:
Con el tiempo nos dijo que no podía continuar. Que él no valía para eso, que no creía que fuera tan duro. Nos dijo que a ver si podía marcharse a Francia o algún sitio que le hicieran un mapa para marcharse; o si no que se marchaba a Salamanca. Que no sabía lo que haría. Que esa vida no la podía llevar. Entregó las armas, se le dio dinero, y fue a coger el tren que viene de Asturias, el último; que en invierno viene de noche. Después no se volvió a saber más de él.
De Ramón Manjón Hernández no se conocen más datos que los que se pueden obtener de sus expedientes judiciales. El 28 de abril de 1956 fue detenido en Madrid y trasladado a Santander por haberse fugado del batallón penitenciario, quedando en libertad cinco meses después al ser indultado.
La cueva que sirve como hilo argumental de este artículo había sido descubierta por Jesús Pelayo y Delia Guardo el 3 de enero de 2024 siguiendo las indicaciones que les dio Francisco Verdeja (abuelo de Delia). Finalmente, la historia dio un salto cualitativo cuando en 2025 la Dirección General de Cultura y Patrimonio Histórico de Cantabria encargó a los arqueólogos Rafael Bolado y José Ángel Hierro la excavación de la Cueva Treslasbasnás.
Aunque Francisco no había llegado a entrar en la cueva, recordaba la descripción de su ubicación debido a las conversaciones que de niño mantuvo con el guerrillero Santiago Rey. Sus recuerdos les permitieron a Delia y Pelayo llegar a la cueva que Santiago llamaba “la Bodega” y que era conocida en el Valle de Bedoya como la “cueva de los Rojos”; y una vez allí explorar y hallar la que bautizaron como “Treslasbasnás”. Este “covaju” permanecía intacto desde hacía 80 años después de que los guerrilleros lo utilizaran para guardar sus pertenencias.
Desde Desmemoriados fantaseábamos con que esta fotografía pudiera estar hecha en ese entorno. ¿Sería posible que se cerrase el círculo: descubrir una cueva con restos intactos de la ocupación de la Brigada Machado y poder vincular estos restos con la fotografía?
Con anterioridad ya habíamos preguntado a varias personas conocedoras de la zona por la posible ubicación de la fotografía con nulo resultado. Las posibilidades de descubrir el lugar exacto se ajustaban totalmente a la expresión “encontrar una aguja en un pajar”. Solo se podía esperar un golpe de suerte o de inspiración, como fue el caso. A Delia, revisitando la fotografía, le pareció reconocer las formas que la roca dibuja en las proximidades de la cueva. Sin demora, subió acompañada hasta la entrada para confirmar su pálpito e intentar reproducir la toma con el ángulo más preciso posible. Tras la comprobación envió el siguiente mensaje al grupo de WhatsApp del que formamos parte los que participamos en la exploración acompañado de una foto de comprobación:
[12/06/2025 17:03] Delia: SEÑORES!! TENGO UNA GRAN NOTICIA!! O eso creo!!!
Que espero que sume a todo este proyecto!!
[12/06/2025 17:05] Delia: Podemos confirmar que en el entorno de la cueva, se hicieron esta foto Juanín, Ceferino y Ramón Manjón??? Pero esa foto se hizo en la entrada a la cueva ” la bodega”
[12/06/2025 17:09] Delia: Güelo Paco decía q esa foto se la tenían que haber hecho en esa cueva…y a ver con lupa las cañas que asoman x la parte superior izquierda, nos brillaron los ojos con dudas y sin ellas… y efectivamente.

Foto realizada por Delia Guardo el día que identificó el lugar exacto donde se realizó la toma de los guerrilleros.
Por los datos que conocemos, la foto tuvo que hacerse con posterioridad a que Juanín se echara al monte (julio de 1943) y con anterioridad a la muerte de Machado (abril de 1945). Si damos por cierto que el guerrillero de la fotografía fuese Manjón, tuvo que realizarse antes de que Manjón abandonara el monte, en una fecha indeterminada de 1944. Pero los objetos que aparecieron en la cueva apuntan otra posibilidad. Que el guerrillero, que acompaña a Juanín y a Machado fuera Alejandro del Cerro, del que tampoco se conoce ninguna fotografía. ¿Pero, en qué nos basaríamos para valorar esta opción?
La primera razón sería que en la cueva aparecieron pomadas mercuriales que se usaban para las enfermedades cutáneas, como las que afectaron a Alejando del Cerro, lo que le vincula con la Cueva de Treslasbasnás. Esto se ha podido corroborar con la reciente identificación de su letra y de su firma en unas líneas escritas en la portada de un libro de la “biblioteca” que los guerrilleros guardaron en la cueva, pero esta historia ya la contamos el pasado 2 de septiembre en el Museo Prehistoria y Arqueología de Cantabria, cuando se presentaron los resultados del estudio. Es cierto que no conocemos ninguna fotografía que nos permita comparar e identificar fehacientemente que quien acompaña en la imagen a Machado y a Juanín sea Manjón. Por lo mismo, tampoco podemos afirmar taxativamente que sea Alejandro del Cerro. Sin embargo, la biografía de del Cerro es coincidente con las fechas que se manejan para situar la instantánea.
Alejandro del Cerro era militante del PCE y de la UGT desde antes de la Guerra. Desempeñó cargos de cierta importancia en la organización, siendo nombrado comisario político en el frente. Tras la caída del Frente Norte salió desde el puerto de Avilés hacia Valencia, dónde al terminar la guerra fue apresado. En octubre de 1940 es trasladado a la Prisión Provincial de Santander para ser juzgado, siendo condenado a 12 años y 1 día. Salió en libertad en 1942 tras haber pasado tres años en prisión y se incorporó al Comité Provincial del Partido. Se echó al monte en el mismo momento que Juanín y Manjón, coincidiendo con ellos en el grupo lebaniego. Permaneció en la Brigada Machado hasta una fecha no determinada de 1948, que se apartó del grupo. Le aquejaba una enfermedad que le producía enormes molestias y le deformaba la cara. Según algunos testimonios, esto acabó trastornándole. El 26 de octubre de 1949 tras ser acorralado por la Guardia Civil, la cabaña del pueblo de Bores en que se refugiaba fue incendiada y del Cerro terminó suicidándose.
A pesar de todo lo dicho, solo podemos asegurar el nombre de dos de los personajes que aparecen en la fotografía, y, gracias a Delia, el lugar exacto dónde se hizo. Sobre el nombre del tercer guerrillero únicamente podemos esbozar hipótesis, sin poder cerrar la puerta a que fuera otra persona distinta. A medida que el tiempo pasa va a ser más difícil encontrar datos nuevos sobre la captura de ese momento, como por ejemplo identificar a la persona que hizo la fotografía y qué peripecias pasaron desde ese instante hasta que casi medio siglo después la imagen apareciera publicada en un libro. Lo verdaderamente seguro es que sin la memoria de Francisco Verdeja y el empeño de Delia y Pelayo no estaríamos especulando en estas líneas.

Montaje con la foto histórica y una recreación en el mismo lugar, en la que aparecen un miembro de Desmemoriados junto a los descubridores de la cueva, Delia Guardo y en la parte inferior Jesús Pelayo. /Foto Pablo Lasén
Esta historia es deudora de la colaboración de muchos amigos: del equipo que ha investigado la Cueva Treslasbasnás que nos invitó participar de esta aventura, de Delia y Pelayo, descubridores de la cueva, del historiador José Manuel Puente, y sobre todos, de Francisco Verdeja, dado que gracias a su memoria ha sido posible su descubrimiento.
Nota bibliográfica
ÁLVAREZ, P. (1988). Juanín. El último emboscado de la postguerra española. Edición a cargo del autor. Santander.
ANDRÉS, V. (2008): Del mito a la historia. Guerrilleros, maquis y huidos en los montes de Cantabria. UNICAN. Santander.
PUENTE, J.M. (2015): El guardián de la revolución. Historia del partido Comunista en Cantabria (1921-1937). Librucos. Santander.
SIERRA, L: Relatos sueltos y personales de una época aciaga y exangüe para España. Texto mecanografiado. (Pág. 4)
SOREL, A. (1970): Búsqueda, reconstrucción e historia de la Guerrilla española del siglo XX, a través de sus documentos, relatos y protagonistas. Colección Ebro. París.