Históricamente, una de las señas de identidad del fascismo ha sido la de atentar contra todo aquello que estaba fuera de los estrechísimos márgenes de su ya de por sí constreñida concepción del mundo. Que hoy en día se sigan sucediendo ataques a colectivos de todo tipo por parte de delincuentes organizados de extrema derecha, no solo es responsabilidad de los mismos sino también de una sociedad adormecida, que en su letargo les proporciona carta de naturaleza.
La Asociación Desmemoriados para la recuperación de la memoria colectiva de Cantabria, ante el reciente atentado contra el local de la Asociación Cultural Eureka, lugar en el que se reúne la Asociación Alega, no quiere contribuir a la nueva normalización del fascismo rampante y con toda rotundidad se solidariza con las asociaciones mencionadas en estos tiempos aciagos.