Coincidiendo con las movilizaciones estudiantiles de 1956 un grupo de jóvenes decidió organizarse poco después y adoptó el significativo nombre de Nueva Izquierda Universitaria (NIU). En su origen era un grupo con una fuerte ascendencia cristiana, identificado con los temas sociales que empezaban a ponerse de moda dentro de las filas cristianas. Al año siguiente, 1958, procedieron a adoptar un nombre nuevo Frente de Liberación Popular (FLP) y sus integrantes fueron conocidos enseguida como los felipes.
El nuevo grupo surge a partir de unas reflexiones sobre la cuestión social sin tener ningún tipo de vinculación con las organizaciones de la izquierda tradicional. Su definición, muy confusa en sus orígenes se irá perfilando con el paso de los años. Se presentan como revolucionarios y en muchos casos se trata de gente joven que no vivió la guerra o de individuos que han roto con el franquismo debido a su fracaso para resolver los problemas que afectan a las clases populares. El voluntarismo y el humanismo cristiano están presentes en el FLP así como un marxismo difuso que intenta separarse de las experiencias políticas anteriores. No están en absoluto interesados en conocer al PCE y, en todo caso, su visión antiautoritaria les llevará muy pronto a rechazar la experiencia estalinista.
Hasta su desaparición, en 1969, el FLP atravesará varias fases con rasgos diferentes en cada una. Su fundador, el diplomático franquista Julio Cerón, hablará de tres felipes diferentes. La primera etapa se podría situar en los años de formación y su bautizo de fuego con la represión, hasta 1960. En esos primeros pasos, una de las preocupaciones principales del grupo será acercarse al Movimiento Obrero y lo harán a través de los grupos cristianos más implantados en ese medio, la HOAC y la JOC. Su preocupación por ofrecer una imagen coherente les llevará a colaborar con el PCE en la convocatoria de Huelga Nacional Pacífica en 1959 lo que supuso las primeras detenciones y desarticulaciones policiales, incluido su líder Julio Cerón.
El PCE desarrolló una doble táctica ante el FLP, al que identificaba con el cristianismo radicalizado. Por un lado buscó implicarlo en las movilizaciones de manera que se pudiera ensanchar la base social de apoyo a las mismas y, por otro, abrir un debate con algunos de sus dirigentes con la idea de captarles para el PCE. Esta actitud ambivalente se mantendrá en los años siguientes y dará como resultado un goteo de abandonos por parte de algunos cuadros significativos del FLP para incorporarse al PCE.
La segunda etapa abarca los primeros años sesenta y viene a coincidir con las oleadas huelguísticas de 1962 y 1963 que se originan en Asturias y tendrán repercusión inmediata en buena parte del estado. Es la época en la que surgen y se extienden las Comisiones Obreras. En esta fase el FLP está presente en Cantabria a través de un despacho de abogados laboralistas entre los que se encuentra Nicolás Sartorius y desde aquí, intentarán implantarse en Asturias con la apertura de un despacho en El Entrego, cuenca minera del Nalón, en vísperas de las huelgas de 1962. Para entonces el FLP cuanta con una pequeña base obrera en Madrid, Sevilla y Cantabria. Muy vinculado al trabajo con grupos como la HOAC, esta oleada de huelgas tendrá su reflejo en las fábricas de Nueva Montaña Quijano en Santander y Los Corrales, de donde saldrán los primeros grupos que intentarán construir las primeras Comisiones Obreras en Cantabria.
En 1966, después de una crisis ideológica el FLP abandona viejos planteamientos que acariciaban la lucha armada y se integra en la construcción de las CCOO y de las organizaciones Frente, que era como se denominaba la asociación para hacer mención explícita a un modelo federal que permitía una organización soberana en las nacionalidades, ESBA en Euskadi y FOC en Cataluña.
Esta tercera etapa coincide con el proceso de radicalización que se desarrolla a partir de 1967. El movimiento estudiantil, que ha derribado al SEU, sindicato falangista universitario, va a ganar en presencia social y sus movilizaciones tendrán un impacto creciente más allá de los círculos universitarios. Por su parte, el movimiento obrero optará por trabajar en la clandestinidad a partir del momento en que las Comisiones Obreras son declaradas ilegales y comienza un proceso represivo que pretende su total desarticulación. Hay una ebullición en la oposición antifranquista que viene a coincidir con el mayo francés de 1968.
Una de las conclusiones de este proceso es la necesidad de proceder a la organización de un verdadero partido revolucionario ante la constatación de que el PCE no se moviliza por la revolución sino simplemente por oposición a la dictadura. En este contexto se asiste a un auge del modelo leninista lo que lleva a numerosos jóvenes y activistas a embarcarse en procesos de construcción de nuevas organizaciones partidarias.· En el FLP el sector estudiantil más radicalizado dará el paso hacia construcción de ese partido revolucionario con la fundación del grupo que editaba la revista Comunismo que, poco después, se trasformaría en la Liga Comunista Revolucionaria (LCR) con presencia en Madrid y Barcelona.
http://www.filosofia.org/hem/dep/cri/ri13201.htm
http://duendesatiricodelasnoches.blogspot.com/2011/10/ignacio-fernandez-de-castro.html